En la mayoría de los hogares donde habita un perro, el 60%
de los dueños lo ve como un hijo o parte de la familia.
Esto hace que gran parte de los caninos termine durmiendo en
la habitación del dueño, o hasta en su misma cama pero ¿Es esto conveniente?.
Un estudio demuestra que dormir junto a nuestra mascota no genera
desventajas. Al menos que esta sea muy inquieta o ruidosa, el humano puede
dormir tranquilamente sin tener que preocuparse por los gérmenes, hasta es más:
se ha confirmado que ayuda a liberar el stress con el que se llega a la hora de
descansar.
Para la prueba, a los perros se les puso un dispositivo
llamado Fitbark, un rastreador de actividad que se añade al collar y registra
si el animal está tranquilo y dormido, o activo y jugando.
Las personas utilizaron un Actiwatch 2, un monitor de
actividad que registra sus movimientos y si están profundamente dormidos o no. Ambos
monitores se configuraron para tomar una muestra del movimiento cada
minuto.
El estudio arrojó que tanto mascota como dueño tenían una
media de eficacia de sueño superior al 80%, parámetro que se tiene como
satisfactorio. La única diferencia fue que el porcentaje fue mayor para las
personas cuando el perro duerme en la habitación pero no sobre la cama,
mientras que para el can es indiferente.
Si las dudas sobre dejarlo dormir con uno o no están sobre
la educación del animal, que duerma en el mismo cuarto o cama que los humanos
no hará que piense que es el líder de la manada. “Los perros pueden distinguir
entre las relaciones con sus compañeros humanos y con otros perros, y la manera
en la que regulan sus interacciones con humanos no intenta establecer una
jerarquía”, dijo Carlo Siracusa, veterinario y director de etología animal en
Penn Vet en Filadelfia.
En los únicos casos que no se recomienda son con cachorros,
perros viejos o enfermos, ya que podrían ponerse agresivos cuando se asustan o
despiertan de súbito. Además, si un nuevo bebé llega a la familia y va a dormir
en la misma habitación que sus padres, dijo Siracusa, tal vez ya no sea un buen
lugar para que el perro pase la noche; no porque el perro pueda asfixiar al
bebé, sino porque el espacio puede ser un problema con tantos cuerpos humanos y
peludos en un solo dormitorio.
En caso de ser uno de los casos en que tu mascota influye
negativamente en el sueño y querés sacarle el hábito, tiene que hacerse de
forma progresiva y con amor. La transición gradual consistiría en primer lugar
bajarlo de la cama a un rincón de la habitación y luego afuera de la puerta
hasta que se acostumbre.
Fuente: The
New York Times.
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